RESACA
Esto me pasa por salir anoche y beber como si no hubiera mañana. Y sí, hubo mañana, que resulta ser hoy. Todo el puto día con sudores fríos, ataques repentinos de vértigo, lengua áspera, la tensión como una montaña rusa, y la escalofriante sensación de que alguien hubiese cascado un huevo gigante sobre mi cabeza.
Tengo resaca. Según dice M.A., es de la menos-mala. Pero lo suficientemente traicionera como para amargarme un poco más el día. Raramente me enfrento a esta visicitud, creo que porque los riñones son las únicas partes de mi anatomía que siguen funcionando correctamente. Aún así, me juegan malas pasadas. Es la primera vez en mucho tiempo que no me apetece una Guinness. Ni dormir. Tampoco tengo ganas de leer, pero eso no es nuevo.
Me voy a quedar en casa esta noche, haciendo dieta de soledad, Boris Vian y Tom Waits. Me acompaña la última obra de arte adquirida por el MuseoSnob de lo Kitsch y lo Friki: Una figurita de George Bush (padre, por supuesto), que, al modo de los perritos que decoran los coches más horteras, balancea su cabeza histéricamente.
Sí, tengo un especial talento para tirar el dinero.
Esto me pasa por salir anoche y beber como si no hubiera mañana. Y sí, hubo mañana, que resulta ser hoy. Todo el puto día con sudores fríos, ataques repentinos de vértigo, lengua áspera, la tensión como una montaña rusa, y la escalofriante sensación de que alguien hubiese cascado un huevo gigante sobre mi cabeza.
Tengo resaca. Según dice M.A., es de la menos-mala. Pero lo suficientemente traicionera como para amargarme un poco más el día. Raramente me enfrento a esta visicitud, creo que porque los riñones son las únicas partes de mi anatomía que siguen funcionando correctamente. Aún así, me juegan malas pasadas. Es la primera vez en mucho tiempo que no me apetece una Guinness. Ni dormir. Tampoco tengo ganas de leer, pero eso no es nuevo.
Me voy a quedar en casa esta noche, haciendo dieta de soledad, Boris Vian y Tom Waits. Me acompaña la última obra de arte adquirida por el MuseoSnob de lo Kitsch y lo Friki: Una figurita de George Bush (padre, por supuesto), que, al modo de los perritos que decoran los coches más horteras, balancea su cabeza histéricamente.
Sí, tengo un especial talento para tirar el dinero.
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