ESCUCHA...

¿Lo oyes?
Son las trituradoras de papel de la Moncloa y los ministerios, trabajando a máxima potencia.
¿Lo oyes?
Son cuatro perros ladrando su rencor por las esquinas.
¿Lo oyes?
Es el mundo. Un poco (seamos realistas: sólo un poquito) mejor que hace unas horas.

JORNADA DE REFLEXIÓN

Quieres saber qué es votar.
Te voy a decir qué es votar.
Imagina que estás encerrado en un enorme club subterráneo lleno de pecadores, putas, gente rara y cosas innombrables que violan rottweilers para divertirse. Y no podéis salir hasta que todos votéis qué haréis esa noche. Tú quieres sentarte y ver "Reserva Del Partido Republicano" en la tele. Ellos quieren practicar el sexo con personas normales usando cuchillos, pistolas y órganos sexuales que tú ignorabas que existían.
Así que tú votas por la tele, y todos los demás, hasta donde te alcanza la vista, votan por joderte a navajazos.
Eso es votar.
De nada.
Este espacio publicitario está financiado por
INFORMA
Ayudando a los jóvenes a entender la política.
(De Transmetropolitan: El Año del Bastardo, por Warren Ellis y Darick Robertson)

SIN PALABRAS (CASI)La única justicia que pueden hacer es contar la verdad. Ahora.

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Permíteme que te haga una pregunta:
¿Qué tienen en común las señoras que te empujan garganta abajo en plena resaca sus manuales de instrucciones para encontrar a Dios, el banquero al que has vendido tu alma a cambio de un cutrichil de 20 metros cuadrados en propiedad, el viejecillo al que le enseñaron que Franco era el señor que le daba el pan (y no el que se lo había robado) y un emigrante muerto?
Permíteme que te la responda:
El domingo van a votar. Y van a hacerlo por la precariedad laboral, la especulación inmobiliaria, la prensa amarilla que pagamos todos, la ley de calidad (dudosa) de la enseñanza, la descalificación como programa político aceptable y la compra de escaños cuando fracasa, la inseguridad ciudadana, las vacas locas, los cafés a un euro y los pisos a chorropotocientos mil, los submarinos nucleares que hacen aguas en las nuestras, la tortilla de la libertad, los tomates más caros de la historia y el perejil apañó, caramba. Van a votar para que en nuestro estado laico la religión católica cuente en la selectividad (perdón, reválida), para nuestros parques dejen de ser naturales y se hagan eólicos, para que sigamos dando apoyo a guerras ilegales, para que sigamos haciendo enemigos dentro y fuera de nuestras fronteras. Van a votar por Gescartera, Ercros y todo eso que no nos han contado todavía. Van a votar por el alcalde de Toques, el de Sada y el de Ponferrada. Van a votar por el algunhas veces máis.
Aunque algunos de ellos no sean conscientes de ello, van a votar contra tí.
Permíteme que te haga otra pregunta. La última. Palabrita de Snob:
¿Qué vas a hacer el domingo? Sé que demasiadas tertulias de tasca animadas por litros de mocho pueden volver anarquista a cualquiera, y que como eso es una utopía, me cago en el gobierno y ponme otra ronda, pero... ¿Qué vas a hacer mientras miles de cretinos reaccionarios votan contra tí?

DESDE EL PEGAJOSO TECLADO DE UN CIBERCAFÉ

Enhorabuena. Eres un ser afortunado. Vale, tu madre ha tirado a la basura tu colección de recortes de uñas de los pies, tu ex sigue clavando periódicamente gatos muertos en la puerta de tu casa, y temes que pasaremos los próximos años siendo gobernados por un tipo que no sabe pronunciar las eses correctamente. Pero ahora mismo estás sentado ante algo por lo que yo daría mis pulgares oponibles, aunque no pudiese volver a jugar al Tekken nunca más.
Tienes un ordenador que funciona. Y el Snob no. El Snob te envidia y odia. El Snob quiere su ración de pornografía a velocidad de banda ancha, de chafardeo de blogs, de juegos estúpidos en flash, de IRC y MSN, de rascamiento impune de cojones mientras teclea con la otra mano y todas las demás cosas que daban sentido a su existencia. El Snob echa más de menos que nunca la vida social que sacrificó para pasarse más horas bateando pingüinos.
El Snob es un geek sin ordenador, que viene a ser lo mismo que un yonki con el mono y una aguja hipodérmica vacía. O peor. Porque el yonki puede al menos inyectarse aire y terminar con la agonía. Y aunque creáis que sí, el Snob no exagera. El otro día, sin ir más lejos, se sorprendió a sí mismo leyendo un libro. Y se dio miedo.