DESDE EL PEGAJOSO TECLADO DE UN CIBERCAFÉ
Enhorabuena. Eres un ser afortunado. Vale, tu madre ha tirado a la basura tu colección de recortes de uñas de los pies, tu ex sigue clavando periódicamente gatos muertos en la puerta de tu casa, y temes que pasaremos los próximos años siendo gobernados por un tipo que no sabe pronunciar las eses correctamente. Pero ahora mismo estás sentado ante algo por lo que yo daría mis pulgares oponibles, aunque no pudiese volver a jugar al Tekken nunca más.
Tienes un ordenador que funciona. Y el Snob no. El Snob te envidia y odia. El Snob quiere su ración de pornografía a velocidad de banda ancha, de chafardeo de blogs, de juegos estúpidos en flash, de IRC y MSN, de rascamiento impune de cojones mientras teclea con la otra mano y todas las demás cosas que daban sentido a su existencia. El Snob echa más de menos que nunca la vida social que sacrificó para pasarse más horas bateando pingüinos.
El Snob es un geek sin ordenador, que viene a ser lo mismo que un yonki con el mono y una aguja hipodérmica vacía. O peor. Porque el yonki puede al menos inyectarse aire y terminar con la agonía. Y aunque creáis que sí, el Snob no exagera. El otro día, sin ir más lejos, se sorprendió a sí mismo leyendo un libro. Y se dio miedo.
Enhorabuena. Eres un ser afortunado. Vale, tu madre ha tirado a la basura tu colección de recortes de uñas de los pies, tu ex sigue clavando periódicamente gatos muertos en la puerta de tu casa, y temes que pasaremos los próximos años siendo gobernados por un tipo que no sabe pronunciar las eses correctamente. Pero ahora mismo estás sentado ante algo por lo que yo daría mis pulgares oponibles, aunque no pudiese volver a jugar al Tekken nunca más.
Tienes un ordenador que funciona. Y el Snob no. El Snob te envidia y odia. El Snob quiere su ración de pornografía a velocidad de banda ancha, de chafardeo de blogs, de juegos estúpidos en flash, de IRC y MSN, de rascamiento impune de cojones mientras teclea con la otra mano y todas las demás cosas que daban sentido a su existencia. El Snob echa más de menos que nunca la vida social que sacrificó para pasarse más horas bateando pingüinos.
El Snob es un geek sin ordenador, que viene a ser lo mismo que un yonki con el mono y una aguja hipodérmica vacía. O peor. Porque el yonki puede al menos inyectarse aire y terminar con la agonía. Y aunque creáis que sí, el Snob no exagera. El otro día, sin ir más lejos, se sorprendió a sí mismo leyendo un libro. Y se dio miedo.
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