IT'S MY PARTY Olvídate de cuando Mary Ingells perdió la vista, y del último viaje en barco de Sal "Pussy" Bompensiero. El protagonista del momento más triste de la historia de la televisión es la genial (y sobreexplotada) creación de Rowan Atkinson, Mr Bean. Seguro que lo habrás visto: un sketch de Mr Bean in Town, en el cual nuestro hombre de pocas palabras favorito celebra su aniversario en un restaurante, completamente sólo. Puede que la intención del autor de este sketch, como la de los payasos, sea simplemente hacernos reír; pero al igual que a estos, lo encuentro sobrecogedor y rebosante de patetismo.
Un año más, y como decía hace 366 días (con mi habitual tendencia al dramatismo propia de un guionista de informativos), una zancada más en la carrera del fracaso. Directamente hacia esa furgoneta hippie llena de vómitos y botellitas vacías de ginebra, pasando por la solitaria mesa de cumpleaños, la autofelicitación y el steak tartare de Mr Bean. Camino lentamente, eso sí. Ahora mismo mi vida se encuentra en el mismo punto muerto que hace un año, sólo unas cuantas cicatrices y heridas abiertas de más y unas ilusiones de menos atestiguan el paso del tiempo. Gracias a Sn!per y al fulano ese al que no se me ocurre qué seudónimo adjudicarle, pero que es mi mejor amigo, por las imágenes que adornan este post. Gracias a los madrugadores que me han hecho despertar con mensajes en el móvil y una sonrisa. Gracias a los que habéis estado y estáis ahí. Ya sabéis quiénes sois, y que os quiero. No tanto como a una esclava sexual japonesa o un maletín con una pistola y cien balas irrastreables, pero os quiero.
Y ahora voy a cantar cumpleaños feliz y darme un abrazo.
Un año más, y como decía hace 366 días (con mi habitual tendencia al dramatismo propia de un guionista de informativos), una zancada más en la carrera del fracaso. Directamente hacia esa furgoneta hippie llena de vómitos y botellitas vacías de ginebra, pasando por la solitaria mesa de cumpleaños, la autofelicitación y el steak tartare de Mr Bean. Camino lentamente, eso sí. Ahora mismo mi vida se encuentra en el mismo punto muerto que hace un año, sólo unas cuantas cicatrices y heridas abiertas de más y unas ilusiones de menos atestiguan el paso del tiempo.
Y ahora voy a cantar cumpleaños feliz y darme un abrazo.
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