EL (FUTURO) NUEVO LOOK DEL SNOB NEUROTICO
Llevo un par de días levantándome temprano y con ganas de comerme el mundo. Sigo pasándome la mayor parte del día tirado en casa (amigos de vacaciones), pero al menos hago más cosas y tengo pensamientos más positivos.
Lo del nuevo look no significa que me haya convertido en una fashion victim. Simplemente, me he cortado el pelo (antes parecía un bítel en horas bajas), he empezado a usar gomina, me voy a comprar una chaqueta de cuero, me probaré unas lentillas, y, lo más importante, voy a adelgazar.
No estoy demasiado acomplejado con la obesidad, pero sé que es mala para mi salud, mi imagen y mi autoestima, y un problema para encontrar ropa decente de mi talla. Tengo que comer menos y mejor, y hacer ejercicio. Se acabaron las Telepizzas, los botes grandes de Häagen-Dasz, las Pringles y los Donuts. Quiero apuntarme a un gimnasio y currar en las máquinas hasta que me duelan todas las articulaciones.
Para empezar, hoy hice para comer una ensalada de frutas. No estaba mal, pero me empezaron a doler los dientes cuando iba por la mitad, así que el resto lo metí en la batidora, que lo convirtió en una especie de blandi-blub con tropezones.
Si tuve la fuerza de voluntad para meterme eso entre pecho y espalda, estoy convencido de que también la tendré para quitarme de encima a mi fiel compañero, el sebo.
Llevo un par de días levantándome temprano y con ganas de comerme el mundo. Sigo pasándome la mayor parte del día tirado en casa (amigos de vacaciones), pero al menos hago más cosas y tengo pensamientos más positivos.
Lo del nuevo look no significa que me haya convertido en una fashion victim. Simplemente, me he cortado el pelo (antes parecía un bítel en horas bajas), he empezado a usar gomina, me voy a comprar una chaqueta de cuero, me probaré unas lentillas, y, lo más importante, voy a adelgazar.
No estoy demasiado acomplejado con la obesidad, pero sé que es mala para mi salud, mi imagen y mi autoestima, y un problema para encontrar ropa decente de mi talla. Tengo que comer menos y mejor, y hacer ejercicio. Se acabaron las Telepizzas, los botes grandes de Häagen-Dasz, las Pringles y los Donuts. Quiero apuntarme a un gimnasio y currar en las máquinas hasta que me duelan todas las articulaciones.
Para empezar, hoy hice para comer una ensalada de frutas. No estaba mal, pero me empezaron a doler los dientes cuando iba por la mitad, así que el resto lo metí en la batidora, que lo convirtió en una especie de blandi-blub con tropezones.
Si tuve la fuerza de voluntad para meterme eso entre pecho y espalda, estoy convencido de que también la tendré para quitarme de encima a mi fiel compañero, el sebo.
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