QUÉ RADIOJÉ NI QUÉ RADIOJÉ

Estaba escuchando música... No, perdón, estaba escuchando rock & roll.
Escuchaba a Billy Childish, ese hombre-del-renacimiento meets punk-rock, acompañado de su banda más original auténtica: los Blackhands. Calypso, jazz y blues pasados por el garage y el sonido Childish. El clásico Anarchy in the U.K. no volverá a ser lo mismo una vez compruebes lo que una trompeta y un acordeón pueden hacer de él...
Escuchaba también a los Fleshtones, unos tipos a los que he descubierto a través de su último album, Do You Swing?, pero que llevan casi 30 años haciendo Super Rock, una mezcla del rock de los 50, garage, rockabilly, r&b, surf y muchas ganas de divertirse. En definitiva, todo lo que un pequeño Snob necesita para crecer fuerte y sano. Además, me acabo de enterar de que estarán el 10 de marzo en la Sala Capitol de Compostela... ¿Alguien se viene?
Y last but not least, me alegraba las orejas con Mini Pierna Extra, supergrupo de tecnomierda formado por la mitad de los Focomelos, la Rubia Montoya y su guitarrista. En su flamante nueva maqueta, que puedes descargar íntegramente en la página oficial, hacen gala de influencias tales como los B-52's, Siniestro Total o la Familia Stupid.
Y de repente, me he acordado de todas esas personas que escuchan a Radiohead, y lo ponen en su lista de Things I like en el Soulseek, para que las demás personas que usan ese programa tengan la oportunidad de conocer y amar a Radiohead, como ellos hacen. Me pregunto si esas personas son felices, si lo pasarán bien escuchando a Radiohead. Y me pregunto cómo se harán llamar. ¿Radioheadheads?

PD: Radiohead son los invitados de honor en mi episodio favorito de South Park, Scott Tenorman debe morir. Son lo peor del episodio.

PPD: Si usas el Soulseek y no tienes a Radiohead entre las Things I like, añade al Snob Neurotico a tu lista de amigos. Telordeno.

ODIO A LA GENTE QUE ME PIDE QUE ESCRIBA

¿Tengo pis? Debería ir a mirar... Pero me muero por una cerveza. Siempre he pensado que la segunda sensación más horrible que existe, después de tener sed y ni gota de agua (vale, estoy seguro de que existen cosas mucho más desagradables, como morir ahogado en un tanque de nata líquida, pero permitidme una licencia poética, ya que me negais la de armas), es tener sed y ganas de mear. Imagínate delante del w.c. (no sé si se escribe váter o báter), castigando la porcelana (lo siento, chicas, esta noche no hay imagen mental para vosotras) mientras echas la cabeza hacia atrás y fundes tu boca con la de cristal verde de la botella de Heineken, el beso más reconfortante que puede dar un objeto inanimado... Son dos placeres. Dos grandes placeres. Ambos tan reconfortantes y, a la vez, tan opuestos...